MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
______________________


viernes, 19 de julio de 2013

JUKAI: Recibir Preceptos Es Iluminarse

Rev. Hyonjin Sunim
(Ozmo Piedmont, Ph.D.)

Jukai es una ceremonia budista en la que un discípulo formalmente recibe los preceptos de su maestro, un acto significando su elección de seguir el camino de los budas, y por consiguiente convertirse en un hijo o hija del Buda. Se la considera un momento de suma importancia en la vida de un budista, puesto que por medio de este acto se manifiesta la Iluminación con plena consciencia, identificándose con la esencia del universo.
            El diccionario define “precepto” como 1. una regla o principio para actuar, 2. un guía para la moralidad, y 3. una especie de instrucción para operar algo.  Los preceptos nos sirven entonces como un conjunto de reglas, guías, e instrucciones para vivir plenamente, sin sufrimiento.  Es una manera de evaluar si estamos actuando igual a un buda, ya que de hecho, somos todos budas en nuestra esencia. Es sólo que no percibimos esta esencia todavia porque se queda cubierta por nuestros hábitos mentales basados en egoísmo y negatividad. Cuando aplicamos los preceptos a nuestra conducta, estamos rompiendo patrones mentales condicionados por esta vida y otras, en las que estamos apegados a la codicia, frustración, e ignorancia. Sin embargo, la posibilidad de liberarnos de estas tendencias negativas siempre depende de nosotros mismos, en nuestra capacidad de abstener de impulsos habituales, prestar plena atención a las sensaciones egoistas surgiendo en la mente chica, y elegir otro camino de comportamiento. Los preceptos nos guían en el camino correcto, el camino de los budas.
            ¿Cuáles son los preceptos? Para un láico, hay 5 preceptos fundamentales. No requiren ningún don especial, simplemente la intención de vivir consciente, ser amable, y vivir en paz.  Son cinco preceptos que cada budista toma para comenzar su camino espiritual. Se llaman los votos de pratimoksha, con “prati” significando individual y “moksha” significando la liberación en sanskrito. Entonces, pratimoksha quiere decir los votos para la liberación personal del sufrimiento. Estos preceptos incluyen 1. preservar la vida, no matar; 2. ser generosos, no robar; 3. honrar el cuerpo, no hacer mal uso de la sexualidad; 4. ser honestos, no mentir; y 5. proceder con claridad, no nublar la mente con intoxicantes.   
            Historicamente, se consideran los preceptos como cosas en sí, realidades tangibles, cosas preciosas tratados con respeto, como un regalo especial entregado de uno maestro a su discípulo. A la vez, son cosas frágiles, mereciendo mucho cuidado como ollas de arcilla: son delicadas y se rompen facilmente.  Si esto pasa, hay que conseguir otros nuevos, en otra ceremonia de Jukai.
            ¿Qué significa la palabra “Jukai”? En japonés Kai significa preceptos y ju significa recibir; entonces “recibir los preceptos.” Pero hay otro sentido más profundo de la palabra jukai. Ju es sinónimo con la palabra kaku, la que significa “realizar”.  A veces se llama al Buda “Kakusha”, el que tiene el sentido de “Realizado” o “Iluminado.” Kai además significa “Naturaleza Búdica”. Por tanto, Jukai expresa la aspiración de todo budista, “realizar la Naturaleza Búdica.” Recibir los preceptos es literalmente realizar la esencia del universo como tu verdadero ser.           
            Al final de la ceremonia de jukai, se le pregunta tres veces: “¿Vas a seguir los preceptos?” Y tres veces el discípulo se compromete respondiendo: “Sí...sí...sí.” Entonces, en este momento preciso se convierten el cuerpo y la mente del discípulo en kai, como kai tai, la Naturaleza Búdica revelándose.
            Al principio de la ceremonia, se recita un verso sagrado: “Todo el karma malo cometido por mi desde los tiempos antiguos, debido a mi codicia, enojo e ignorancia, nacido de mi cuerpo, boca y pensamiento, ya lo expío todo.” Es una forma de expresar “sange,” lo que significa en japonés “arrepentimiento y expiación.”  Hay tres aspectos de este sange: samadhi, preceptos, y sabiduría

  1. Samadhi es lo que se experimenta al penetrar profundamente en la meditación, viendo directamente al Buda, o sea, realizar la esencia de todo el universo. 
  2. Preceptos son recomendaciones para vivir en armonía con el mundo, la ética de budismo, cultivando  más y más concretamente la realización de la Mente búdica en nuestra vida cotidiana. Cuando tomamos los preceptos, estamos comprometidos 100% a la intención de vivir según estas recomendaciones, a pesar de que una y otra vez nos olvidamos, cometiendo errores resultando en sufrimiento para otros y nosotros mismos. Sin embargo, si admitimos nuestro error, podemos volver de nuevo a los preceptos y a nuestra esencia interior.  Hay que recordar que un precepto no es un mandamiento, puesto que no hay pecado en el budismo. Ni hay nadie vigilando ni juzgándote si rompes un precepto. Es evidente a uno mismo por la ley de causa y efecto, la ley de karma: si cometemos acciones malas, vamos a sufrir. Pero si actuamos acorde a los preceptos, nos sentimos en paz.  Nos  aprendimos esto practicando la meditación, experimentando la mente calma y lúcida, dos aspectos de la esencia cósmica. 
  3. Sabiduría tiene que ver con la “no-naturaleza” o el “no-yo”, sinónimos de la naturaleza verdadera, la Naturaleza Búdica. Realizar la Naturaleza Búdica es trascender lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto. Es renunciar la codicia, ira, e ignorancia del ego, dejándonos ver nuestra naturaleza verdadera, lo cual es sabiduría. Sabiduría es identificarse con la esencia del universo.  Nuestro trabajo en esta vida es realizar y expresar esta esencia de manera consciente y directa en nuestras vidas cotidianas. 
     
      En efecto, cada uno de nosotros es un buda. Es sólo que no lo sabemos ni lo experimentamos debido a nuestro apego a los hábitos de la mente chica.  Pero al expresar arrepentimiento por nuestros actos negativos, logramos el Tesoro del Buda, conocido como “anuttarasamyaksambodhi”. Dentro de nosotros es esta esencia pura, un Cuerpo Único, el que ve con ojos de un Buda, viendo las cosas como son, todo como resultado de la causación, o sea, el “co-origen inter-dependiente”. Eso significa que todo fenómeno es impermanente, interconectado con el resto del universo, como una gigantesca red cósmica. Cada fenómeno surge por causas anteriores y es a su vez causando otros fenómenos. Todos surge, existe, cambia, y desaparece, la causa de otras cosas surgir a su vez. La causación y la impermanencia son la naturaleza de la “no-naturaleza,” o sea, shunyata, la vaciedad.  Es una vaciedad plena de vida, sabiduría, y creatividad; en fin, la Naturaleza Búdica.
      Realizar la Naturaleza Búdica es la Iluminación, identificándose con los Tres Tesoros. El primero es el tesoro del Buda, que somos esta misma esencia del universo.  El segundo es el tesoro del Dharma, que cada uno de nosotros es una personalidad única, especial y diferente, un regalo al universo. El tercero es el tesoro de la Sangha, dándonos cuenta de que somos estos dos aspectos inseparables a la vez, individuos únicos y la esencia universal. Así son Los Tres Tesoros.
      Todo en el universo, todos los fenómenos, tú y yo, todo es diferente y esencia única a la vez. Entender esto es el significado verdadero de jukai. Al recibir jukai, tu verdadera naturaleza se está revelando como los Tres Tesoros. Al recibir jukai, nos confirmamos idénticos con el Buda, Dharma, y Sangha, convirtiéndonos en hijas e hijos del Buda. Al final de la ceremonia, se recita: “Cuando los seres sensibles reciben la sila (preceptos), entran al reino de los budas, lo cual no es otro que La Gran Iluminación.  Efectivamente son los hijos del Buda.” Es para enfatizar que somos tanto la esencia como individuos diferentes, igual como los hijos e hijas a sus papás y mamás. Con tal de que, tarde o temprano, nos maduramos, llegando a ser budas perfectamente realizados, ya adultos espirituales.  Mientras tanto, confiamos en que somos miembros de la misma familia de budas. Recibir jukai es revelar y afirmar esta verdad maravillosa.

(La ceremonia de Jukai para recibir los preceptos se tomará lugar el 15 de diciembre 2013 en Guadalajara, Jalisco, México. Los interesados pueden comunicarse con Rev. Hyonjin Sunim para más información sobre el evento.)  

Bibliografía
Loori, John Daido. (2009).  Forward por HakuyuTaizan Maezumi: “Jukai: Receiving the Precepts.” The Heart of Being: Moral and Ethical Teachings of Zen Buddhism.  Dharma Communications Press. Kindle Edition.

Si esta enseñanza te ha sido útil, ¿podrías considerar una aportación a la Sangha MBZ?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.